Evidencias arqueológicas

Los Manuscritos del Mar Muerto

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En 1947, cuando un pastor beduino encontró dentro de una caverna vasijas repletas de pergaminos, la región desértica de Cisjordania, Israel, llamada Qumrán, dejó de ser solamente vista como ruinas, para ser definida por investigadores como uno de los más importantes sitios arqueológicos del mundo. Lo que no podría ser de otra manera, ya que los pergaminos encontrados en ese lugar son considerados hasta hoy el mayor descubrimiento arqueológico del siglo 20.

El descubrimiento del pastor Mohammed Ahmed el-Hamed, en Qumrán, impulsó la investigación de científicos en la región. A su término, la exploración arqueológica iría a rescatar los Manuscritos del Mar Muerto: los textos completos más antiguos del Antiguo Testamento, con excepción del Libro de Ester. Los Manuscritos del Mar Muerto son mil años más antiguos que las escrituras consideradas las más primitivas de la Biblia antes del descubrimiento.

Los más de 900 pergaminos escondidos en cavernas de la región al noroeste del Mar Muerto, no sólo traerían un riquísimo relato histórico del modo de vida y de la experiencia espiritual de los judíos, sino que también la comprobación de que las escrituras hebreas no cambiaron su contenido a través de los años. Después de 60 años de investigación, los científicos aun no lograron señalar qué pueblo redactó los manuscritos. La teoría más extendida es que el grupo judío del comienzo de la era cristiana, los esenios, habían redactado el manuscrito.

Hoy los manuscritos están expuestos en el Museo de Israel en Jerusalén, en el Santuario del Libro. Pero las escrituras más antiguas ya encontradas están disponibles también en Internet. En 2012 fueron publicados en el sitio The Digital Dead Sea Scrolls.

Evidencias arqueológicas

Papiro de Ipuur

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Creer que un determinado acontecimiento contiene historicidad es reconocer que hay pruebas de que éste realmente ocurrió en la historia de la humanidad. En 1820, cuando se encontró el Papiro de Ipuur en la ciudad de Menfis, en Egipto, una de las historias más fascinantes de la Biblia, las diez plagas de Egipto, alcanzó por medio de la arqueología el nivel de historicidad. Inicialmente el Papiro de Ipuur fue hallado en 17 fragmentos, después de la reparación está conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Leiden, en Holanda.

El papiro encontrado a principios del siglo XIX tiene el relato de Ipuur, un sacerdote egipcio que presenció varias catástrofes alrededor del 1300 a.C. en Egipto. Este relato da el punto de vista de los egipcios, cuando Dios muestra al impasible Faraón su poder imponiendo diez plagas sobre el territorio egipcio. El relato también es conocido como Lamentos de Ipuwer, porque el texto en forma de oración muestra que el autor está desesperado, y pide amparo al dios Horus.

Los investigadores del texto trazan paralelos entre el relato de Ipuur y secciones de Éxodo, libro de la Biblia donde se narran las diez plagas. Frases extraídas del papiro como “el río se tornó sangre” y “río es sangre y algunos beben de él aun así” evocan directamente la primera plaga lanzada sobre Egipto (Éxodo 7:14-25), cuando Moisés va ante el Faraón y pide la liberación del pueblo hebreo: “Y Moisés y Aarón hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre. Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, tanto que los egipcios no podían beber de él. Y hubo sangre por toda la tierra de Egipto”.

Otra sección del papiro resume los acontecimientos que antecedieron al éxodo del pueblo judío: “Los extranjeros vinieron a Egipto. Ellos han crecido y están por todas partes, el Nilo se convirtió en sangre, las plantaciones están en llamas, la casa real perdió todos sus esclavos, los pobres se están volviendo dueños de todo, nuestro oro está en el pescuezo de los esclavos”.

Evidencias arqueológicas

Las excavaciones arqueológicas que descubrieron Sodoma

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“Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos” (Génesis 19:24). En la Biblia, los pueblos de Sodoma y Gomorra son descritos como inmorales y perversos, y es por ese motivo que Dios destruyó las ciudades haciendo llover fuego y azufre. Hasta el comienzo del siglo XX no había confirmación de la localización de esas ciudades. Entre tanto, en 1924 los arqueólogos William F. Albright y M. Kyle encontraron restos de un santuario en el sitio arqueológico Bab-Edh-Dhra, próximo al Mar Muerto.

En la década del 60, el arqueólogo Paul Lapp realizó una excavación que revelaría el cementerio de esta ciudad aun no identificada. El cementerio fue encontrado bajo capas de tierra y de cenizas, lo que llamó la atención de los investigadores, porque en el período del Bronce Antiguo III, cuando las ciudades eran atacadas por enemigos, todo el territorio de la ciudad era quemado con excepción de los cementerios. La evidencia permitió concluir que la ciudad encontrada hace 40 años por Albright y Kyle era la antigua Sodoma.

De acuerdo con el libro Arqueología Bíblica de Randall Price, la ciudad de Sodoma, juntamente con Gomorra, Adma, Zoar y Zeboim eran parte de la región conocida como “las ciudades de la planicie”. Por eso, al aceptar que la región de Bab edh-Dhra haya sido Sodoma, sería de esperar que también fuesen hallados trazos de las otras ciudades en la misma área. Lo que está sucediendo: “Eso, de hecho, ha sido el caso. A lo largo del litoral sur de Bab edh-Dhra está la ciudad de es-Safi, identificada desde los tiempos bizantinos con Zoar. Las investigaciones de Rast y Schaub revelaron tres otros sitios, uno entre Bab edh-Dhra y es-Safi conocidos como Numeira, y dos al sur de es-Safi conocidos como Feifa y Khanazir” completa Randall Price, en el libro Arqueología Bíblica.

Evidencias arqueológicas

Arqueólogos descubren el Palacio del Rey David

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El Rey David es mencionado en la Biblia cerca de 1.050 veces. De acuerdo con el libro Arqueología Bíblica, de Randall Price, a pesar de tal énfasis en David en las escrituras “hasta hace poco tiempo todos los libros que lidiaban con la historia de Tierra Santa tenían que admitir que ningún rastro de David jamás aparecía en los registros arqueológicos”, pero eso cambió recientemente.

Hasta principios de nuestro siglo, la existencia del Rey David era cuestionada por los estudiosos críticos. Pero en 2013, cuando las ruinas del palacio que perteneció al personaje bíblico fueron encontradas, fortaleció la corriente que cree que la Biblia tiene relatos de eventos históricos. En la excavación que duró siete años, los arqueólogos Yossi Garfinkel (Universidad Hebrea) y Saar Ganor (Autoridad de Antigüedades de Israel) descubrieron el edificio real en un sitio arqueológico de Khirbet Qeiyafa, localizado a 30 km al sur de Jerusalén.

En la Biblia, Shaaraim era el nombre de la ciudad en la que estaba el palacio del Rey David. La construcción que tiene cerca de 3 mil años, es estimada en mil metros cuadrados. El palacio estaba dentro de una ciudad fortificada, donde los muros llegaban a siete metros de espesura. Y tanto dentro como próximo a la construcción se encontraron objetos como jarros y vasos.

Evidencias históricas

Relato de la Creación: ¿Verdad o Alegoría?

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La creación del mundo, entre pueblos, científicos y creencias es un tema que tiene diferentes interpretaciones. Entre tanto, los análisis sobre textos de pueblos antiguos que abordan la creación del mundo presentan puntos en común con el relato bíblico de la creación. En 1849, en Iraq, se encontraron siete tablillas de arcilla con cerca de 200 líneas de texto sobre la creación de acuerdo con la cultura de los pueblos babilónicos. Las tablillas conocidas como Enuma Elish tienen narraciones con muchas semejanzas con el relato del Génesis.

La ciencia explica la vida en la Tierra por la evolución biológica de las especies, y defiende que el mundo surgió a partir de una gran explosión, el Big Bang. Por eso creer en la hipótesis científica es concordar que las condiciones para el mantenimiento de la vida fueron formadas por casualidad. Hace 50 mil años, por ejemplo, el Homo sapiens, como la ciencia designa a los seres humanos modernos, habita el único planeta que posee en abundancia todas las condiciones para la manutención de la vida. La cantidad de calor emitida por el sol, la distancia a que la estrella está de la Tierra, la inclinación del eje de la Tierra y hasta la velocidad de rotación del planeta resultan en temperaturas apropiadas para la vida humana y en la distribución de las estaciones del año (que garanticen una vegetación diversificada).

A diferencia de nuestra atmósfera, las de otros planetas no permiten mantener la vida humana. Saturno, por ejemplo, es un planeta tan extenso que su campo gravitacional retiene grandes cantidades de hidrógeno y helio, pero no de oxígeno. El planeta Mercurio es tan pequeño que su campo gravitacional ni siquiera retiene gases.

La atmósfera de la Tierra tiene la proporción exacta de gases para mantener la vida. El 21% de oxígeno que está en la atmósfera protege a la Tierra de grandes cantidades de rayos ultravioletas. El crecimiento de las plantas y las oscilaciones de temperatura son directamente influenciados por la cantidad de gas carbónico que hay en la atmósfera, cerca de 0,03%. El 79% de nitrógeno es indispensable para la producción de proteína en las plantas, en el proceso conocido como ciclo del nitrógeno.

Evidencias históricas

Relato del Diluvio en civilizaciones antiguas

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El relato bíblico que narra la alianza de Dios con Noé y la destrucción de la tierra por medio de un diluvio es considerado por los escépticos como mito. Pero más de 200 textos, de diferentes pueblos, tienen relatos semejantes a la narración encontrada en Génesis. Uno de esos relatos es conocido como Epopeya de Gilgamesh. El texto en forma de poema fue encontrado en 1853 por el arqueólogo Austen Henry Layard, dividido en 12 tablillas de arcilla fechados de 650 años a.C.

En la 11º tablilla, Gilgamesh, un rey sumerio, relata su encuentro con el rey Utnapishtim, que le cuenta la historia épica que vivió. Utnapishtim narra que el dios Enlil, insatisfecho con la maldad de los hombres, decidió eliminarlos de la tierra ordenando un diluvio, y que él fue el elegido por este dios para construir un arca y salvar su familia y una pareja de cada especie animal.

A pesar de que los relatos históricos presentan puntos diferentes del relato bíblico, según Michelson Borges, es posible destacar que ellos concuerdan en por lo menos tres puntos: un arca o un barco fue el medio de escape, el agua destruyó toda la raza humana y otras formas de vida sobre la tierra y una familia fue preservada para perpetuar la vida humana. La Epopeya de Gilgamesh expone una serie de semejanzas con el relato bíblico como el material usado para revestir el barco, el alquitrán, y el sacrificio de un animal después el diluvio.

A pesar de las semejanzas, el Génesis debe ser considerado como el relato original del diluvio, o sea, que ocurrió anteriormente a cualquier narrativa que aborde el mismo tema. Las evidencias arqueológicas e históricas también apuntan al hecho de que el evento es histórico y que inspiró la producción de leyendas en las civilizaciones antiguas.

Evidencias históricas

Evidencias históricas sobre el Éxodo

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Por muchos años la pequeña cantidad de evidencias que comprobasen el relato de la salida de los hebreos de Egipto rumbo a la tierra prometida colaboró para que se levantaran cuestionamientos sobre la historia narrada en el libro de Éxodo. Para probar la historicidad de este relato es posible considerar tres categorías de evidencias: tendencia a relatar la versión victoriosa, lingüísticas y documentales.

La historia tradicional o historia de los vencidos es una línea de estudio que afirma que los eventos históricos que aprendemos en la escuela y leemos en libros son descritos desde el punto de vista de los vencedores. El Éxodo fue una gran derrota para el pueblo egipcio, porque además de las diez plagas que devastaron el territorio, la salida de gran parte de los esclavos significó un gran impacto económico para la región. Por eso es posible entender el motivo de que los egipcios no hayan narrado el Éxodo en sus registros históricos. La batalla de Qadesh es un ejemplo del orgullo nacional egipcio. Alrededor de 1300 a.C., Egipto y el Imperio Hitita trabaron una batalla a las márgenes del río Orontes. Al desenlace cada imperio declaró victoria, pero hay evidencias de que los egipcios tuvieron pérdidas mayores que los hititas.

Según el pastor Luiz Gustavo Assis, el uso de palabras de origen egipcio en el libro de Éxodo como sello, cesto y arca apuntan al conocimiento de la lengua por quien escribió el libro de la Biblia: Moisés, líder que liberó al pueblo israelita de la esclavitud en Egipto y lo guió por el desierto en busca de la Tierra Prometida. El nombre del héroe hebreo es otro ejemplo, porque Moisés viene del verbo egipcio “ms-n”, que significa “nacido de”. Ese es un verbo también encontrado en el nombre de otros faraones como Ramsés, Amosis, Tutmosis.

La Estela del Faraón Meremptá es un documento histórico egipcio que cita la presencia israelita en el territorio. El documento que conmemora la victoria sobre invasores libios data aproximadamente del 1417 a.C. En él la presencia israelita es mencionada juntamente con otras ciudades de Canaán. El texto sugiere que el pueblo de Israel ya estaba en la tierra prometida a mediados de 1200 a.C.

Evidencias históricas

Los milagros de Jesús de Nazaret

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Tres días después de su muerte, Jesús, el hijo de Dios, resucitó de los muertos. Este, que sería el séptimo milagro de Cristo, impulsó el surgimiento del cristianismo hace 2000 años. Fue la fe en la resurrección del Hijo de Dios lo que dio inicio a la creencia cristiana, porque en caso que María, la madre de Jesús, y María Magdalena hubiesen encontrado su cuerpo en la tumba, la creencia en un Mesías resucitado sería infundada.

Antes de la resurrección Jesús realizó otros seis actos milagrosos. El primero ocurrió en Caná, en Galilea, en una fiesta de casamiento. Jesús, María y los discípulos fueron invitados a la fiesta, pero el vino se terminó enseguida. En el momento que creyó propicio, el hijo de Dios hizo que buscasen vasijas llenas de agua, que al ser servida a los convidados se transformó en vino. En 2004 fue descubierta la casa donde ocurrió el casamiento, los arqueólogos hallaron pedazos de grandes vasijas de piedra que datan del período romano. Un año después, en 2005, fue descubierto el Estanque de Siloé. Según la Biblia, fue en este estanque que Jesús dijo a un ciego de nacimiento: “Ve a lavarte al estanque de Siloé”. El hombre se lavó y pudo ver.

Uno de los milagros realizados por Jesucristo ocurrió en el lago Genesaret (Mar de Galilea). Simón, Santiago y Juan volvían de una pesca fallida cuando Jesús ordenó que tirasen la red nuevamente. Para sorpresa de los pescadores, la red estaba repleta de peces. En 1985, el norte de Israel sufrió de un verano intenso y pocas lluvias. Por eso el nivel del agua del Mar de Galilea cayó. Dos hermanos de una colonia agrícola próxima al lago aprovecharon la oportunidad para buscar antiguos tesoros en el área, y al excavar percibieron un contorno oval en el cieno. En este lugar sería descubierto un barco contemporáneo de Jesús.

La tumba de Lázaro hoy es un logar de adoración de fieles cristianos. Hace 2 mil años, fue en este lugar que ocurrió uno de los milagros de Jesús. Cuatro días después de la muerte de Lázaro, Jesús llegó a la ciudad de Betania y lo resucitó. Otro lugar donde Jesús realizó un milagro y que también es visitado por turistas es el Estanque de Betesda, donde curó un paralítico.

Esos milagros, además de ser descritos en el Evangelio de Juan, en la Biblia, también fueron citados en obras extrabíblicas como el Talmud, importante obra del judaísmo, y en los estudios de Flavio Josefo, historiador que vivió en el primer siglo (37-100 d.C.).

Anticipaciones científicas

Tierra en el vacío

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A pesar de que la Biblia no es un libro científico, algunos de los 40 autores que escribieron el libro anticiparon en él algunos hechos científicos que serían comprobados años después por investigadores. En Job 26:7, alrededor de 1500 a.C., Moisés escribe que Dios “cuelga la tierra sobre nada”. En esta época los egipcios creían que la tierra estaba sostenida por cinco pilares. Pero Moisés, guiado por Dios, anticipa lo que sería llamado el vacío solo en el siglo XVII.

La forma de la tierra también es uno de los hechos científicos anticipados en la Biblia. En Isaías 40:22, el pasaje “El está sentado sobre el círculo de la tierra” revela la forma de la tierra 2500 años antes de científicos como Galileo, Copérnico y Colón.

Anticipaciones científicas

Los consejos de Dios para una forma de vida sana

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En el Egipto antiguo la expectativa de vida no pasaba de 50 años. Cuando los hebreos salieron del territorio rumbo a la tierra prometida, comenzaron a seguir las enseñanzas de Dios. Por medio de Moisés, Dios mostró a los hebreos cómo un estilo de vida más sana haría prosperar a la población. Fue durante el éxodo que la expectativa de vida del pueblo de Dios más aumentó, y llegó a 70 años.

La Biblia tiene pasajes que hablan sobre la importancia de preservar la salud. En Romanos 12:1, 2, por ejemplo, Pablo escribe: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. En este pasaje bíblico, Pablo afirma que la calidad de vida no debe ser alcanzada solo para la longevidad, y sí para una relación exitosa entre la criatura y el Creador. En el mismo sentido Paulo escribe en 1 Corintios 10:31: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.

Para desarrollar y mantener una vida mejor físicamente, emocionalmente y espiritualmente la Iglesia Adventista del Séptimo Día sigue ocho principios generales, conocidos como remedios naturales, que son: alimentación sana, ingestión regular de agua, respirar aire puro, exposición a la luz solar, práctica de ejercicio físico, reposo, temperancia y confianza en Dios. Según las doctrinas de la iglesia, el principio de confianza en Dios es imprescindible para la preservación de una salud integral de calidad, ya que “confiar en Dios es más que saber que Él existe, sino tener una relación de amor con Él”.

Conozca más sobre los ocho remedios naturales:

Alimentación sana

Una alimentación sana involucra dos aspectos: evitar alimentos que perjudican el organismo y usar con moderación los alimentos que son beneficiosos, destacando la alimentación vegetariana rica en fibras y nutrientes encontrados en los alimentos integrales.

Ingestión regular de agua

El agua es esencial para transportar alimentos, oxígeno y sales minerales, además de estar presente en aquello que se elimina como sudor y lágrimas, en el plasma sanguíneo, en las articulaciones, en los sistemas respiratorio, digestivo y nervioso, en la orina y en la piel.

Respirar aire puro

Es fundamental buscar lugares donde haya ventilación en que el aire puro sea respirado.

Exposición a luz solar

Una de las principales orientaciones es que las casas tengan lugares de iluminación solar. A veces es necesario quitar cortinas, abrir las ventanas, levantar persianas para que los rayos del sol entren en los ambientes.

Práctica de ejercicio físico

Los adventistas sugieren que las actividades físicas sean hechas diariamente, por lo menos 30 minutos cada día. También hay investigaciones recientes que dicen que tres sesiones de 10 minutos proporcionan los mismos beneficios que una sesión de media hora.

Haga reposo

Además de dormir el número de horas correcto diariamente, es importante reservar un día de la semana para un proceso de restauración de las relaciones sociales y familiares, descanso de las actividades físicas y mentales cotidianas, y mayor conexión espiritual con Dios.

Ejerza la temperancia

La temperancia involucra más que la abstinencia de ciertos tipos de drogas lícitas o ilícitas, sino el uso de los remedios naturales de Dios, además de una vida equilibrada en el trabajo, en el ocio y en las relaciones personales.

Confíe en dios

Es imprescindible para una salud integral de calidad la vivencia de una religión práctica y no solo la fe nominal. Confiar en Dios es más que saber que Él existe, sino tener una relación de amor con Él.

Anticipaciones científicas

O conselho de Deus à Abraão

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A função da protrombina (vitamina K) no corpo humano foi descoberta em 1929 pelo cientista Henrik Dam, mas na Bíblia Deus já manifestava a importância de circuncidar o bebê somente oito dias após o nascimento. Em Gênesis 17:12, Deus fala à Abraão “O filho de oito dias, pois, será circuncidado, todo o homem nas vossas gerações”. Cientificamente é comprovado que do primeiro ao quinto dia de vida do bebê o nível de protrombina (vitamina K) no sangue está baixo, o que aumenta o risco de hemorragia.

A protrombina é um importante elemento coagulador do sangue, que apesar de ser pouco produzido entre os primeiros dia de vida de um bebê, no oitavo dia após o nascimento, chega a um nível de 110%. Mas após esse dia o nível da vitamina se estabiliza em 100% no corpo. Assim é possível afirmar que no oitavo dia a criança tem mais protrombina no sangue do que em qualquer momento da sua vida.

Apesar de no Antigo Testamento Deus manifestar sua vontade pela circuncisão “Esta é a minha aliança, que guardareis entre mim e vós, e a tua descendência depois de ti: Que todo o homem entre vós será circuncidado” (Gn 17:10), no Novo Testamento essa condição passou a ser o batismo cristão.

Anticipaciones científicas

A descoberta da pressão atmosférica

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Apesar de não ser um livro científico, a Bíblia possui muitas passagens com princípios da ciência registrados como relatos sobre a natureza, antecipando assim descobertas científicas. Temas como a extensão do universo (Isaías 55:9), o ciclo hidrológico (Eclesiastes 1:7), o campo gravitacional (Jó 26:7) e a circunsição no oitavo dia (Gênesis 17:12) são abordados no livro sagrado.

Os estudos sobre o peso e pressão do ar, por exemplo, foram iniciados por Torricelli no século XVII, quando o cientista criou o barômetro em 1643, provando que o ar atmosférico exerce uma pressão sobre a terra. Porém no livro sagrado, Deus revelou que o ar teria peso: Quando deu peso ao vento e tomou a medida das águas (Jo 28:25).

Evidencias proféticas

Daniel, un libro para los días actuales

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Alrededor de 600 a.C., Daniel recibió revelaciones que se prolongarían hasta los días actuales. Las visiones de Daniel preveían ascensos y caídas de reinos, anunciaban un gran período de tiempo en que las leyes de Dios no serían cumplidas y revelaban el segundo advenimiento de Cristo. La Biblia narra que en esta época el rey de Babilonia, Nabucodonosor, tuvo un sueño perturbador, pero no lograba recordarlo.

Para esta civilización los sueños eran considerados revelaciones. Por eso Nabucodonosor ordenó que los sabios, magos y hechiceros del palacio descubriesen e interpretasen su sueño. Sin salida los sabios respondieron al rey: “No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey […] salvo los dioses cuya morada no es con la carne” (Daniel 2:10, 11). Daniel, que había conquistado la confianza de la corte, clamó a Dios por una respuesta, ya que el rey amenazara matar a todos los sabios en caso que el sueño no fuese revelado. Por medio de una visión, el sueño fue revelado a Daniel.

La visión de Daniel y el sueño del rey revelaban una estatua dividida en materiales diferentes. También estaba presente en el sueño una gran piedra que alcanzó la parte inferior de la estatua y la destruyó. Por medio de Dios, Daniel interpretó que la cabeza de la estatua, que era de oro, representaba al Imperio Babilónico (605 a.C. - 539 a.C.). El imperio gobernado por Nabucodonosor fue descrito por Herodoto, conocido como el padre de la historia, de la siguiente manera: “En la parte inferior del templo de Babilonia hay otra capilla, donde se ve una gran estatua de oro representando a Júpiter sentado. Al lado, una gran mesa de oro. El trono y el estrado son del mismo metal. También se ve, fuera de la capilla, un altar de oro”.

El pecho y los brazos de plata eran el reino que sucedió a Babilonia, Media y Persia (539 a.C. - 331 a.C.). El vientre y los muslos de bronce fue la Grecia de Alejandro Magno (331 a.C. - 168 a.C.), y el cuarto reino representado era Roma (168 a.C. - 476 d.C.) que en la estatua tenía piernas de hierro, y pies de hierro y barro. En la interpretación de Daniel, la piedra que destruiría los cuatro reinados representa a Cristo que en su Segunda Venida dará fin a los reinos terrestres y establecerá su reino eterno.

Evidencias proféticas

La proximidad del fin y las señales del tiempo

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En la Biblia, Jesús afirma que próximo a su Segunda Venida el mundo presenciaría señales del fin de los tiempos por medio de hambre, terremotos y guerras. Hoy somos testigos de muchos de esos acontecimientos. La revista Ancião (CPB), de abril-junio de 2011, trajo una lista de diez señales del regreso de Jesús:

1. La señal de los “burladores” (2 ped. 3:3, 4).

Pedro anunció que las condiciones prevalecientes en los “últimos días” serían de descreimiento al respecto de las señales de la venida de Cristo. Es posible observar hoy que hay personas que intentan difamar la palabra de Dios.

2. La señal de la “guerra” (mat. 24:6, 7).

El siglo XX fue testigo de las mayores guerras de la historia (1914-1918; 1939-1945). En total, más de 70 millones de personas murieron, quedaron heridas o desaparecieron). El siglo XX fue el más sangriento ya registrado.

3. La señal del “hambre” (mat. 24:7).

Cuatro de las mayores hambrunas de toda la historia ocurrieron en los últimos cien años (Rusia 1921, 1933; China 1928-1930; Bangladesh 1943-1944). Se estima que cerca de 20 millones de personas murieron).

4. La señal de la “peste” (mat. 24:7).

El siglo pasado fue testigo de una de las mayores pestes de toda la historia (“gripe española” de 1918. Se calcula 21 millones de víctimas).

5. La señal de los “terremotos” (mat. 24:7).

El último siglo presenció dos de los mayores terremotos de la historia (China, 1920, 180 mil muertos; Japón, 1923. Total de heridos: 1,5 millones, de los cuales 200 mil murieron). El terremoto en Japón fue descrito en la ocasión como la “mayor catástrofe desde el diluvio”.

6. La señal de los “tiempos difíciles” (2 tim. 3:1-3, nvi).

A pesar de los equipamientos más ingeniosos y caros para combatir el crimen, la violencia, estos están aumentando en proporciones alarmantes. Los gobiernos pueden restringir, pero no eliminar esos problemas.

7. La señal del “temor” (luc. 21:25-26).

Desde el advenimiento de la bomba nuclear, nuestro sueño de paz y seguridad se transformó en una terrible pesadilla cuando el gran conocimiento que los seres humanos adquirieron debería garantizarles seguridad.

8. Señal de los “días de noé” (mat. 24:37-39).

En los días de Noé, el avance y gran conocimiento de la civilización fueron ofuscados por la violencia desenfrenada y por la escandalosa inmoralidad. Lo mismo ocurre hoy.

9. La señal del “evangelio” (mat. 24:14).

Durante los últimos años, por medio de la imprenta, de internet, radio y televisión, la predicación del evangelio a escala mundial se tornó una posibilidad real. ¡Un único hombre pode alcanzar una audiencia de decenas y hasta centenas de millones de personas! La Biblia está traducida a más de 1300 lenguas y es distribuida a un promedia de 100 millones de copias por año.

10. La señal “estas cosas” (luc. 21:28-32).

Cuando son confrontadas con las señales, algunas personas argumentan: “Pero los crímenes, guerras, terremotos y pestes siempre ocurrieron. No hay nada de anormal en eso, por lo tanto, ¿cómo tratarlas como señales? Además, en el pasado las personas esperaron el regreso del Señor en sus días y fueron decepcionadas. Ellas interpretaron mal las señales. ¿No podríamos estar cometiendo el mismo error?” Aquellos que levantan esa objeción dejan de considerar una diferencia muchísimo significativa entre nuestra generación y las generaciones pasadas: hoy, por primera vez desde que Jesús ascendió al cielo, todas las señales principales para el tiempo del fin están sincronizadas. Una o más de esas señales pueden haber ocurrido en las generaciones pasadas, pero nunca ocurrieron todas ellas simultáneamente como vemos hoy.

Evidencias proféticas

Profecías mesiánicas: Vida y obra de Jesús en la Biblia

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La venida de un salvador de la humanidad así como su obra fueron profetizadas en diversos pasajes bíblicos escritas siglos antes de su nacimiento. Para los estudiosos de la Biblia es posible observar decenas de profecías citadas en el antiguo testamento que fueron confirmadas en el nuevo testamento, como: el mesías nacería de la semiente de una mujer, el mesías sería descendiente de David y el mesías ascendería al cielo.

La profecía de las 70 semanas, incluida en la profecía de las 2300 tardes y mañanas, es considerada el tema central de la Biblia por revelar la importancia de vivir de acuerdo con los principios de la verdadera palabra de Dios. Y fue en esta profecía revelada a Daniel, 600 años antes de Cristo, que Dios mostró que el Mesías vendría a la tierra para traer justicia eterna y dar fin a los pecados.

Evidencias proféticas

Destrucción de Tiro

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En el siglo VI a.C., Tiro era considerada una ciudad invencible. Localizada en una isla, el importante puerto fenicio utilizaba su territorio como protección contra las invasiones de enemigos. Pero Dios reveló, por medio del profeta Ezequiel, su descontento con el pueblo de Tiro y su gobernador. En Ezequiel (28:11-19), Dios critica al rey de Tiro “Tu corazón se llenó de orgullo, y te creíste un dios sentado en el trono de los dioses y rodeado por el mar. Pero tú no eres un dios, sino un hombre” (DHH).

El profeta reveló entonces que la imponente Tiro sería dominada y destruida por un rey llamado Nabucodonosor. Los eventos que resultaron en el cumplimiento de la profecía comenzaron a acontecer en el año 574 a.C, cuando el rey de Babilonia, Nabucodonosor, dominó Tiro. En el año 332 a.C, el imperio macedónico liderado por Alejandro Magno, saqueó riquezas y mercadorías, derribó las murallas que protegían la ciudad y la destruyó, cumpliendo con precisión la profecía. Históricamente esta embestida de Alejandro Magno fue conocida como el Cerco de Tiro. Para llegar a la isla, el ejército macedónico construyó un istmo de un kilómetro de extensión y dos metros de profundidad.